Cuando hablo de que mi casa es mi casa, no estoy
hablando de las cuatros paredes, ni tampoco de los inmuebles que conforman la
misma, me refiero a esas personas que habitan en mi pueblo, tales como son mis
padres, sobrinos, hermanos y amigos, me refiero a esas personas que quiero
mucho y que ahora ya no las tengo cerca.
La verdad que
no hice mucho en esta semana santa, pero me la pase súper bien ya que tenía mucho
deseo de estar con mis parientes.
Desde que
Salí de la ciudad de Santo Domingo al pueblo de Nagua, (María Trinidad Sánchez),
donde me crie y viven mis parientes, fue con el cielo totalmente bajo lluvia, de
igual manera un comienzo con un clima no muy adecuado para muchos que salieron
de sus casas para otro lugares, buscando la esperanza de tener unos días
soleados, pero nunca fue así. Así que yo principalmente no fui con el propósito
de ir para la playa ni para los ríos. Tenía la intención de ver a mis amigos
pero no se me pudo dar ya que los días fueron como les deje dicho más arriba,
preferí quedarme en casa.
Mis sobrinos, mi hermano y yo supuestamente logramos
ver la televisión por unos minutos, y es donde pueden ver las imágenes que
tengo con ellos en la cama de mis padres, luego mi padre me invito a dar un
paseo por el pueblo que tenía mucho tiempo que no lo veía, Recorrimos varios
lugares del mismo y fuimos a la pescadería a comprar pescado.
Al día siguiente me mandaron al mercado a buscar una
compra y me encuentro con unos amigos de la iglesia que estaban haciendo una actividad
cristiana con motivo de la semana santa, fue una gran sorpresa para mí lograr
verlos con carteles en sus manos, llevándole al pueblo un mensaje positivo, a
que tomen medidas y reflexionen.
No es lo
mismo estar lejos que estar cerca de aquellas personas que amamos, pero cuando
se trata de una mejoría, todo es posible…
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